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Inicio / Blog / Opiniones expertas /

Un impulso para conocer mejor la válvula aórtica bicúspide

4 julio, 2019

La doctora Rosa Collell, cardióloga infantil del Hospital Universitario Sant Joan de Reus (Tarragona), es la ganadora de la primera edición de la Beca Menudos Corazones de Investigación Médica, convocada en 2018 de la mano de la Sociedad Española de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas. En esta entrevista, explica la importancia de su estudio, centrado en mejorar el abordaje de una de las cardiopatías congénitas más frecuentes. 

Hablamos con ella en noviembre de 2018, en nuestra XV Jornada sobre Cardiopatías Congénitas, donde presentó su investigación “Identificación de un patrón de biomarcadores de dilatación de la aorta ascendente en niños con valvulopatía aórtica bicúspide”. Durante la charla, no duda en reconocer la importancia de este tipo de encuentros: “Hacéis una labor muy importante. Me ha encantado escuchar a los padres y a los jóvenes. Es importante que no solo hablemos los profesionales, sino propiciar el diálogo con las familias. Los médicos queremos exactamente lo mismo que ellos: que su hijo esté bien. Tenemos que ser un  equipo”.

¿Qué supuso la concesión de la Beca Menudos Corazones?

Poder tirar para adelante este proyecto: ya lo teníamos en mente pero no disponíamos del dinero para llevarlo a cabo. El Hospital Universitari Sant Joan de Reus había desarrollado este mismo estudio en adultos y contábamos con una persona experta en las partículas que queríamos analizar, así que teníamos el campo fácil para añadir a los niños a la investigación pero, claro, necesitábamos un respaldo económico. Durante tres o cuatro años habíamos intentado, sin éxito, varias vías de financiación.

¿Qué puede aportar esta investigación a los niños y las niñas con cardiopatías congénitas?

El estudio se centra en la cardiopatía congénita más frecuente, que es la válvula aórtica bicúspide, y permite clasificar a los pacientes que la tengan en dos grupos. Uno sería el de más riesgo, aquellos que, además de disfuncionar la válvula, pueden dilatar la aorta. El otro grupo sería el de menos riesgo. Esta clasificación nos permite controlar más a unos que a otros, quitando angustia a quienes no hace falta, y haciendo sentir más acompañados a quienes sí. Al grupo de riesgo, además de hacerles recomendaciones más concretas, podemos controlarlo de forma más estricta y ayudarle a planificar actividades como la práctica deportiva.

¿A cuántos niños podría beneficiar este estudio?

Sabemos que 4 bebés de cada 1000 nacen con una válvula aórtica bicúspide y más del 50% de ellos van a dilatarla.

¿Así que esta investigación implicaría para ellos, a corto plazo, una mejora?

Sí, en primer lugar, para cambiar la frecuencia de los controles y ajustar las recomendaciones. Un segundo paso, más  ambicioso, es intentar encontrar un tratamiento para evitar que estos pacientes de riesgo dilaten la aorta o bien que la progresión no sea tan alta.

En cardiología de adultos ya se ha avanzado en este campo porque se va detectando que podemos bloquear el micro DNA, esas partículas que regulan tu material genético para que tú dilates la aorta. Al hacerlo, entonces esta señal genética desaparece.

Además de ser  investigadora en la Universitat Rovira i Virgili (Tarragona), es cardióloga pediátrica en el Hospital Sant Joan de Reus. ¿En qué lugar quisiera que estuviera la investigación?

En un lugar diferente al que está ahora. En estos tiempos, la mayoría, además de nuestra labor asistencial, sacamos tiempo para investigar, que normalmente es  tiempo personal. Los pacientes se tienen que ver y se tienen que cuidar, así que investigar es un plus: no nos dedicamos solo a  ello. Por eso, aparte del esfuerzo personal se necesitan recursos, porque sin ellos es imposible.

En este sentido, ¿cómo valora la convocatoria de nuestra beca, junto a la Sociedad Española de Cardiología Pediátrica y Cardiopatías Congénitas?

Es importantísima. Las becas del Estado son limitadas y, sin embargo, existen muchas buenas ideas y gente muy preparada para llevarlas a cabo en hospitales, incluso en los más pequeños. Sin la Beca Menudos Corazones este proyecto no se podría haber desarrollado, así que mi agradecimiento es total.

 

 

 

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