• Saltar a la navegación principal
  • Saltar al contenido principal
  • Saltar al pie de página
  • Coronavirus
  • Blog
  • Agenda
  • Publicaciones
  • Aliados
  • Prensa
  • Contacto
Menudos Corazones

Menudos Corazones

Fundación de ayuda a niños y niñas con problemas de corazón

Busca en toda la web

  • Conócenos
    • Enfoque
    • Historia
    • Patronato y equipo
    • Dónde trabajamos
    • Qué hacemos
    • Transparencia
  • Cardiopatías Congénitas
  • Podemos ayudarte
  • Investigación
  • Colabora
    • Dona
    • Hazte socio
    • Voluntariado
    • Empresas
    • Productos solidarios
    • Otras formas de colaborar
  • Coronavirus
  • Blog
  • Agenda
  • Publicaciones
  • Aliados
  • Prensa
  • Contacto
Inicio / Blog / Mi vida con cardiopatía /

Enseña con orgullo tu cicatriz: te ha salvado la vida

24 mayo, 2019

Me llamo Rocío y nací con una cardiopatía congénita, atresia tricúspide, que me diagnosticaron cuando mi madre estaba embarazada. Nada más nacer, mejoraron el funcionamiento de mi corazón con dos cateterismos.

Mis uñas y labios eran de color morado, algo muy común en niños y niñas con cardiopatías, hasta tal punto que en el colegio me preguntaban si iba maquillada. A los seis años me realizaron una intervención quirúrgica. No la recuerdo muy bien, tampoco el tiempo que estuve ingresada. Ni siquiera sabía explicar que me pasaba, siempre decía que mi corazón “estaba malito”. Con el tiempo, aprendí en qué consistía mi cardiopatía, qué suponía tenerla y qué debía hacer para llevar una vida lo más normalizada posible.

Enseña con orgullo tu cicatriz: te ha salvado la vida

‘¿Soy normal?’

Mis recuerdos de infancia y adolescencia vagan entre distintas situaciones. Por un lado, la medicación y las revisiones de semana en semana, de mes a mes y, cuando crecí, cada “x” meses. Por otra parte, las limitaciones en la práctica deportiva -en clase de Educación Física permanecía sentada o simplemente caminaba o hacía algún ejercicio con supervisión del profesor-. Y nunca olvidaré el protocolo para los síncopes. En verano, en las horas de mucho calor, zumo de piña, cereales y plátano y nada de salir, así como la importancia de mantener húmedas mis muñecas y mi nuca.

Después de aprender todo esto, me surgió la duda: ¿soy normal?

Los médicos y mis padres siempre me decían: “no eres una niña enferma, eres normal, puedes llevar una vida normal” y tenían razón. Pero “mi yo joven” no lo veía así y mis iguales tampoco me lo ponían fácil para sentirlo de otra manera.

Enseña con orgullo tu cicatriz: te ha salvado la vida

Durante mucho tiempo usé camisetas que me tapasen la cicatriz y bañadores en vez de bikinis. Esa “marca” era un complejo muy claro. Los niños y las niñas no eran amables conmigo. Sus comentarios no me ayudaban: “¡qué asco!”, “eres rara”, “cinco ombligos”. Sí, “cinco ombligos” fue mi apodo. Y os preguntaréis por qué. Debido a mi operación, además de la cicatriz del bisturí, tengo las de los drenajes, los tubos que, en el postoperatorio, expulsaban la sangre que “no servía”. Las marcas de estos orificios justo se encuentran encima del ombligo. Esta es la razón por la que odié las cicatrices mucho, me odié mucho. Cuantos más comentarios recibía, más aborrecía la cicatriz y más maldecía mi cardiopatía. Algún que otro día llegaba a casa del colegio llorando.

‘Me grabé a fuego que era perfecta’

La inseguridad fue algo cada vez mayor. A diario me culpaban de haber perdido la carrera o no me elegían para formar equipo o jugar en el recreo. Me resultaba difícil establecer relaciones de amistad.

Los comentarios de mis compañeros y compañeras eran, a veces, crueles, dañinos. Algunos no veían más allá de mi cicatriz o mi cardiopatía. Sin embargo, con el tiempo me di cuenta de que era más fuerte de lo que yo creía. Que lo importante era adoptar una actitud positiva, mantener mi mente y “mi corazón” sanos. Aprendí que la opinión de los demás no valía nada. Yo era y valía mucho más de lo que ellos pensaban. A pesar de mis límites -revisiones, medicación, decir no a los tatuajes o piercings, nada de ejercicio extremo- me grabé a fuego que era perfecta, que no había nada de malo en mí. Me lo repetía cada vez que me miraba al espejo. Estaba aquí para luchar y tenía que estar orgullosa de haber superado situaciones difíciles que, probablemente, a esas personas que me hacían daño les hubiese costado afrontar.

Consejos para aceptarse

Para quienes se enfrenten a una situación similar, mi consejo es que aunque tengan límites, hay muchas cosas que pueden hacer y aprender. Hay mucho mundo por explorar. Aquí comparto unos pequeños consejos que a mí me ayudaron a creer en mí, a aceptarme, a quererme.

  • Nunca, nunca sientas vergüenza por tu cicatriz. Enséñala con orgullo. Te ha salvado la vida.
  • Muestra tu cardiopatía con normalidad: no eres una persona enferma.
  • No uses tu cardiopatía como excusa para evadir responsabilidades.
  • Eres importante. Eres igual de válido que cualquier otra persona.
  • Mantén una actitud mental positiva. Estás aquí por una razón. El mundo te quiere. No te rindas.
  • La venganza nunca es la solución. Desear o hacer daño a quienes te lo hicieron no es una opción. Tú eres mejor que todo eso.
  • Sé amable, evita comentarios jocosos hacia tus iguales y, sobre todo, denuncia y para posibles casos de acoso escolar.
  • Eres fuerte, valiente e increíble y mereces toda la felicidad del Universo. Si yo he podido, tú también. Y si necesitas ayuda, pídela. No te hará más débil.

Rocío, 20 años

Compartir:

Blog Sidebar

  • Secciones

    • Avances médicos
    • Diario de a bordo
    • Empresas solidarias
    • Historias con corazón
      • Mi hijo o hija con cardiopatía
      • Mi vida con cardiopatía
    • Noticias menudas
    • Opiniones expertas
    • Plan Estratégico
  • Archivo

  • ¡Cuéntanos tu historia!

    En la sección Historias con corazón, recibimos relatos de vivencias reales. Anímate a compartir tu historia.

    Envíanosla

     

  • Conoce otras "Historias con corazón"

    Ver Más

    Resuelve tus dudas sobre cómo afrontar distintos aspectos de la cardiopatía de tu hijo o hija

    Ver más

    Footer

    Fundación Menudos Corazones

    Fundación de Ayuda a los Niños con Problemas de Corazón

    C/ Doctor Castelo, 49 - 1º
    28009 Madrid · España

    Paseo de Juan Antonio Vallejo-Nájera Botas S/N, esquina C/ Ercilla, 43
    28005 Madrid · España

    91 3736746 / 91 3866122

    Twitter Facebook YouTube Instagram Linkedin

    ¡Podemos ayudarte!

    Información y recursos
    Investigación
    Conócenos

    Ayúdanos a ayudar

    Empresas solidarias
    Hazte voluntario
    Productos solidarios
    Otras formas de colaborar

    Hazte Socio
    Haz un donativo

    Aviso legal | Política de privacidad | Política de cookies | Canal de denuncias
    Hecho con ❤ por SocialCo